miércoles, 24 de febrero de 2010

lunes, 22 de febrero de 2010

Honda RC30

La llegada del Campeonato del Mundo de Superbike se convirtió en el escenario perfecto para las nuevas motos hiperdeportivas, entre las que destacaba la nueva Honda RC30, la primera V4 creada por la firma japonesa en este segmento y la primera en lograr el título en manos de Fred Merkel.

lunes, 15 de febrero de 2010

Para no correr Riesgos

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Jornada de Servicio

Calentarios

Durante el mes de diciembre es tradición para algunos negocios obsequiar almanaques a sus clientes: ferreterías, gasolineras, talabarterías, peleterías, farmacias, restaurantes y hasta surtidoras de abarrotes recurren casi siempre a fotografías de motivos trillados que pueden incluir ya sea arreglos florales, bodegones con comida, niñas y niños rubios o paisajes alpinos mostrando manantiales y cascadas que lucen tan ajenos, lejanos e imposibles como el jardín del Edén.


Pero nada como los almanaques que dan en las aceiteras, los pinchazos y los talleres mecánicos para despacharlo a uno con tremendas chavotas de destacados bultos, escasa ropa, atrevida mirada y complaciente sonrisa. A este tipo de almanaques-calendarios yo les llamo, más bien, calentarios.


A veces llegamos a acumular demasiados de ellos. Tantos, que ya no sabe uno donde colocarlos, ante lo cual queda siempre la posibilidad de sacarles raja como atractivos forros para los cuadernos, o como pósters que se cuelgan en la pared ya sin el estorbo de las hojas que marcan el paso de los días, las semanas y los ciclos lunares.


Entonces nos sorprendemos atesorando aquellas fotos a todo color como si fueran únicas en su género, talvez porque en el fondo sí nos resultan algo exótico, fuera de lo normal, igual de lejano que las niñas y niños rubios, igual de ajeno que los manantiales y cascadas de los paisajes alpinos e igual de imposibles que el sueño de recobrar el paraíso perdido.


Las feministas nos recuerdan que, al consumir estas imágenes, estamos haciendo de la mujer una mercancía y de su cuerpo un objeto de deseo.  Caro paga uno la ofensa por abrazar fantasías eróticas; después de soñar con un pedazo de papel, las mujeres de carne y hueso que vemos a nuestro alrededor ya no nos estimulan lo mismo que antes...

...a menos que tengan las mismas medidas.